Dicen que te fuiste de noche, en cuarto menguante la luna.
Y al saberme de blanco, lloraste más de una luna.
Por mí preguntaste, de mis pasos sabías,
me amaste en silencio, susurrando mi nombre en contra del tiempo.
No podía escucharte, en mi memoria ya no existías.
Yo ignoraba tu vida y tú de mí, no por mi boca supiste.
Yo de ti no sabía nada, sólo en tu nombre pensaba,
cuando una extraña sensación me despertaba,
cada vez que contigo soñaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario