jueves, 17 de marzo de 2011

Un día de esos que a todos nos pasan

No te ha pasado a veces, que estás en un día de esos tan acelerado, te pones lo primero que encuentras y sales muy de prisa de casa. Vas de banco en banco, por los centros comerciales y las librerías. De pronto, sientes que las miradas te persiguen pero ignoras el porqué. Luego, te sientas muy agitada en los asientos de espera de un banco y, de repente, alguien te toca la espalda y te dice muy disimuladamente: "Srta, disculpe", "¿si?", "tiene la etiqueta de su blusa colgándole por la espalda" ...Te pones de mil colores y no te queda otra que agradecer, sacarte la etiqueta descaradamente y sonreír.
Un día de esos tuve hace poco, día de largas colas en los bancos, compras en el supermercado, búsqueda de útiles en las librerías, sin tiempo para almorzar, corriendo de un lado a otro. Todavía era una de esas etiquetas grandes y rectangulares, que vienen colgadas de a dos en una cadenita, de bastante grosor y con el precio incluido. Recién entendía por qué llamaba tanto la atención.
Otro día, salí a la calle con una etiqueta larga pegada al pantalón, que decía la talla en un número grande y vistoso. Así anduve toda la mañana, y cuando regresé a casa, agotada con todos los paquetes encima, que ni la cara se me veía, mi sobrina, en tono inocente me pregunta: “¿tía, que así has ido a la calle?, tienes la talla bien grande en la pierna!!!!”… Pucha, para ese entonces, ya había andado por todos lados, publicando mi talla a los sapos; para otros, simplemente haciendo el ridículo.

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